El mito de la maternidad romántica como riesgo para la depresión post parto - Guía de Maternidad
Una guía de maternidad y crianza

El mito de la maternidad romántica como riesgo para la depresión post parto

Uno de los miedos o preocupaciones más frecuentes que se presentan en consulta trabajando con pacientes embarazadas o puérperas, es a la depresión post parto.

No me asombra, pues la información con la que las mujeres llegan a la consulta ginecológica es escasa o parte de mitos y, por lo general, no se les brinda información relacionada a los estados emocionales ni se incluye en las entrevistas clínicas médicas un screening psicológico. Por supuesto que puede haber excepciones donde haya médicos con una mirada integral y observen aspectos que van más allá de los físicos: emocionales, el contexto, las redes de sostén, etc.

 

¿De qué hablamos cuando hablamos de depresión post parto?

Primero bajemos este concepto a tierra y con palabras simples. La depresión post parto es un trastorno del estado de ánimo. Esto quiere decir que es una enfermedad que afecta nuestro estado anímico; nuestras emociones y concepciones acerca de nosotras mismas y del contexto en el que estamos, afectando nuestro desempeño en la vida. Es muy importante entender esto que parece tan sencillo; es una enfermedad, por tanto, no tenés culpa de que te suceda (aunque estés convencida que sí). 

La diferencia entre una depresión en otra etapa vital y la depresión post parto, es que en ésta los conflictos son en relación al bebé o al rol de ser madre.

Los síntomas de este trastorno son múltiples y varían de mujer a mujer, aunque hay cierta generalidad que apunta a síntomas depresivos, ansiosos o una combinación de ambos.

En los síntomas depresivos podemos encontrar una angustia muy profunda, una tristeza que te abraza todo el día o la mayor parte de él y que puede llevarte a sentir culpa, debido a la creencia de lo mala madre que sos por no sentir alegría por tener un bebé (que es lo que el resto del mundo y vos misma esperan). 

Podés sentir que no hay un futuro al cual quieras llegar, porque todo lo que viene es oscuro, turbio, malo, catastrófico. Podés empezar a sentir que la maternidad no es para vos, que nada te alegra o te hace reír, le vas a arruinar la vida a tu hijo, se va a enfermar por cómo estás siendo con él, nunca vas a poder hacer las cosas bien, te arrepentís de haber sido madre, no lo vas a poder cuidar como merece. Que no hay una luz en el horizonte. Y otra vez, la culpa te azota. 

Podés sentir que no querés comer, que querés dormir todo el día o que estás tan triste que tu angustia no te deja descansar, que no tenés fuerza para salir de la cama y mucho menos para salir al mundo exterior y eso te asusta porque entonces no podés estar sola con tu bebé, la sola idea te aterra.

Como te mencioné arriba, la sintomatología puede convivir con síntomas ansiosos o que éstos tengan una presencia más marcada.

Entonces, tus sensaciones ansiosas pueden manifestarse como sentirte irritada la mayor parte del tiempo; tu bebé te irrita, tu pareja, tu madre, hasta el vecino que ni te miró. Esta irritabilidad te desespera y todo te puede dar tanta rabia que podés sentir que estás al borde de un ataque de nervios, y no sería raro que lo tengas. Entonces se te dificulta dormir, o te dormís y te despertás exaltada, quizás con palpitaciones o con una necesidad irrefrenable y dramática de chequear una y otra vez que tu bebé respira. Entonces lo ves ahí, y te alivias, tan tranquilo, respirando, viviendo, pero a los segundos ya te estás castigando por toda la irritabilidad que tuviste en el día, y otra vez, la culpa te acecha. Es así que quizás te levantás porque sentís un hambre voraz y atacás desesperadamente la heladera para saciar ese malestar. Por el contrario, te puede pasar que durante el día, estés tan desregulada y ansiosa que te duele el estómago y no podes comer. 

En cualquiera de las dos variantes podés llegar a sentir miedo en hacerle daño a tu bebé y en casos muy graves puede haber ideas o intentos de autoeliminación y/o infanticidio. 

 

Pero Mercedes, estoy puérpera y alguna de estas cosas me pasan algunos días. ¿Estoy transitando una depresión post parto?

Si, te puede pasar de experimentar algunas de estas sensaciones si estás transitando un puerperio saludable. Por eso es muy importante hacer algunas distinciones. Por lo general en el diagnóstico de depresión post parto la sintomatología perdura al menos por dos semanas y debe provocar una alteración significativa en tu vida cotidiana. Si estas sensaciones son ocasionales, no producen dificultades significativas y podés ver una luz en el horizonte, puede ser que no sea una franca depresión. De todas maneras, ese diagnóstico diferencial lo hará un psiquiatra, por ello te recomiendo que, si tenés dudas consultes con uno, y si está especializado en salud mental perinatal, mucho mejor.

Es importante destacar que en líneas generales esta depresión puede aparecer varias semanas después del parto o incluso en casos menos comunes hasta 2 años después. Es así que debemos diferenciarla también del Baby Blues o Angustia Post Natal. En este caso no hablamos de una enfermedad sino de un estado pasajero que le sucede aproximadamente al 80% de las mujeres luego del nacimiento. Podes sentirte irritada, angustiada e incluso un poco ansiosa o con ciertas dificultades para conectar con tu bebé. Aquí lo mas importante es que el entorno colabore sin sentenciar a esta mujer por sentirse así; calmarla, acompañarla, tomar al bebé, facilitar la lactancia, su propia alimentación, higiene, etc. Así, este estado pasajero culminará como máximo en un par de semana, disminuyendo la sintomatología progresivamente a lo largo de esos días. 

 

La estigmatización de la depresión post parto y el mito de la maternidad romántica.

Aclarado todo esto, ahora si vayamos a hablar de los efectos que tiene la romantización de la maternidad. 

Es cierto que hay diversos factores de riesgo para este trastorno. El mas difundido pero el que se ha visto clínicamente con menor impacto, es la desregulación hormonal luego del parto. Es real pero no es la primera causa de depresión post parto. 

Según el Psiquiatra Jesús Martin Maldonado (Salud Mental Perinatal, OPS 2011), la falta de pareja o redes de sostén que acompañen el proceso, haber transitado la muerte de algún familiar significativo durante la infancia, haber sido víctima de maltrato en cualquier de sus vertientes, atravesar factores de estrés socio económico, haber tenido una infancia con relaciones difíciles y haber transitado episodios depresivos previos; constituyen riesgos contundentes.

Ahora bien ¿Qué quiere decir la maternidad romántica y por qué implicaría un riesgo? Observá como te sentis cuando estás enamorada. Todo fluye, no ves problemas, estás motivada, alegre, te sentís plena, linda, la otra persona (en este caso el bebé), te deja embelesada, atraída, con la necesidad de estar todo el tiempo con él, hasta con cierto cosquilleo en la panza por la sola fantasía del reencuentro.

Esto es lo que se trasmite, lo que se ve, lo que conocen y anhelan la gran mayoría de las madres. El papel que hoy están jugando las redes sociales en la promoción de este mito, es abrumador. Fotos, videos, caras sonrientes, alegres, cuerpos esculpidos post nacimiento, relatos de perfección. La consecuencia es la estigmatización de todo aquello que se salga de lo esperado -pero que es real- : los cuerpos cansados, flácidos, doloridos, los pechos hinchados y molestos, el cansancio, las emociones devastadoras como consecuencia de un cambio profundo de identidad, de actividad, demanda y roles, la desolación por la falta de redes de contención.  Además de la familia, los prestadores de salud, los trabajos y el entorno exigiendo todo lo que este mito representa, alejándonos cada vez mas de nuestros sentires como válidos.

Así se genera la sensación de estar haciéndolo mal y entramos en disonancia entre lo que sentimos y lo que debemos sentir. Esto deprime, invalida, y trae la consecuencia de no consultar a tiempo por la exigencia de tener que sentirnos bien y la concepción negativa de las emociones desagradables.

En este contexto, la depresión post parto es anulada, estigmatizada y se instala como algo que hay que ocultar.

La buena noticia frente a un escenario poco esperanzador.

De cara a estas sensaciones, como mencioné antes, y con la duda de estar atravesando una depresión, recordá que cuanto antes consultes con los profesionales especializados; el pronóstico será más positivo.

Una atención oportuna y un tratamiento continuo podrán hacer que los síntomas vayan disminuyendo progresivamente. 

En ocasiones, el tratamiento consiste en psicoterapia con enfoque perinatal. Por lo tanto, si bien puede variar la corriente y estrategias que utilice el o la profesional capacitada en el área, no necesitarás tratamiento con psicofármacos. Este espacio se dedicará a trabajar terapéuticamente contigo y, si lo considera necesario, con tu familia y con el bebé.

No obstante, si el Psiquiatra considera que es importante tal administración, tené en cuenta que la mayoría de la medicación para tratar la depresión post parto es totalmente compatible con la lactancia. Sugerir por parte del médico tratante un destete es una actitud clínica iatrogénica, esto quiere decir que el riesgo de empeorar el cuadro es mayor a la resolución que puede traer la administración de la medicación junto con el destete.

En caso de necesitar tratamiento psiquiátrico siempre se recomienda acompañarlo con el psicológico, y asi los efectos de un tratamiento conjunto son mas eficaces y duraderos. 

 

¿Qué podemos hacer para prevenirla?

Te cuento que una de las acciones que podés ir teniendo en cuenta y ejecutando es acceder a un espacio terapéutico. De esta manera podés ir chequeando aspectos mas profundos, acercarte al conocimiento de tus recursos internos y potenciarlos, reconocer tus propias necesidades, límites y deseos, procesar heridas del pasado y construir diversas redes de sostén. 

Otra acción importante es informarse; buscar fuentes confiables y con evidencia científica actualizada, este es un acto preventivo en cualquier etapa de la vida.

Ahora bien, no quiero despedirme sin decirte algo muy importante: una cosa es generar una acción para prevenirla que impliquen tu crecimiento personal, otra muy distinta es querer controlarlo todo. Recordá que nadie nace sabiendo ser mamá, necesitamos experimentarlo para poder comprender tal magnitud, vamos aprendiendo y equivocándonos muchas veces y algunas heridas inconscientes afloran una vez que lo estamos viviendo.

Por eso insisto, frente a la menor duda que se te presente o que otra persona te lo mencione, consultá con profesionales capacitados. 

Se puede salir de la depresión post parto, asimismo puede ser que te traiga mucho aprendizaje para tu vida y tu maternidad. 

¡Ánimos! 

No te sientas la única. 

Que lo que te pasa a vos le ha pasado a varias. 

@lic.mercedesperezrueda | Mercedes Pérez Rueda | Psicóloga Perinatal | Psicoterapeuta |+598 098 338 833|