Todos en algún momento hemos escuchado la frase : “los bebés en brazos se malcrían”.
Esta creencia, fuertemente arraigada en nuestro entorno, puede llevar a cuestionarnos, llenándonos de dudas o de miedo al momento de tener que cuidar a nuestro bebé.
¿Será que si lo tengo mucho en brazos no llegará a ser “independiente”? ¿Afectará el desarrollo de su autonomía? ¿Será muy apegado? ¿No aprenderá a moverse por sus propios medios o a jugar solo?, entre otras tantas interrogantes que pueden aparecer.
En este artículo te voy a contar de dónde provienen estas creencias y qué es lo que en realidad necesita todo recién nacido, desde el punto de vista de las últimas investigaciones de Neurociencia Perinatal.
Una cuestión puramente cultural
La forma en que cuidamos y criamos a nuestros bebés, no es la misma en todas las culturas del mundo. Hay culturas que se caracterizan por prácticas de crianza donde prima la cercanía y el contacto físico entre el bebé y sus figuras de apego, mientras que en otras, como es el caso de nuestra cultura occidental, las prácticas de crianza se basan mayoritariamente en la separación del bebé con el cuerpo del adulto. Esto lo podemos observar de forma muy clara por ejemplo en todo los artefactos que nos ofrece el mercado para el cuidado de nuestros bebés, desde cochecitos, sillitas mecedoras, corralitos, cunas, entretenedores, gimnasios, y podría seguir con una lista interminable. Todos ellos pensados para que nuestro bebé permanezca cómodo, entretenido o durmiendo separado del adulto.
¿Por qué pasa esto en nuestra cultura? La explicación tiene que ver con la forma de vida que actualmente tenemos en nuestras sociedades . Las familias vivimos cada una en casas separadas, por lo cual sostener en brazos a nuestro bebé termina siendo, con suerte, cosas de dos (cuando están ambos mapadres en el hogar) o de lo contrario realizado solo por la madre. Además la mamá generalmente permanece largas jornadas sola, debiendo encargarse de sí misma, de la casa y de otros hijos pequeños, si los hay. Sumado a ello, la temprana incorporación al trabajo de ambos mapadres genera la necesidad de que el bebé quede al cuidado de otros o en alguna institución educativa, donde probablemente las prácticas de cuidado tiendan a ser las propias de nuestra cultura.
En síntesis, terminan siendo las necesidades adultas, generadas por la forma de vida de nuestra sociedad, las que determinan la forma de crianza, auto-convenciéndonos de que eso es “lo mejor” para todos.
Pero ¿Qué es lo que realmente necesitan los bebés?
Quienes somos mapadres hemos observado muy bien lo qué pasa cuando dejamos a nuestro bebé en el coche o en la cuna versus lo que sucede si lo tenemos en brazos. ¿Dónde disfruta más? ¿Dónde duerme mejor?.
Seguramente coincidamos en que los bebés están más calmados cuando están en brazos, que se los ve más satisfechos y relajados y que pueden llegar a dormir mayor cantidad de tiempo estando sobre nuestro cuerpo.
¿Por qué sucede esto? ¿Qué nos dice la Neurociencia?
Antes de hablar de los resultados de la las últimas investigaciones me gustaría compartir esta frase que lo plantea de manera muy gráfica:
“Cada terminación nerviosa bajo la piel recién expuesta del bebé desea intensamente el abrazo esperado; todo su ser, el carácter de todo cuanto es, le conduce a ser sostenido en brazos”. Jean Liedloff, El concepto del Continuum.
Los bebés humanos, a diferencia de otros mamíferos de similares características, nacen en una etapa más “temprana” de desarrollo, es decir, que su mayor desarrollo sucede después del nacimiento ( nacemos con menos del 25% del cerebro de un adulto). Lo cual supone que al nacer continúan necesitando, durante un tiempo más, de condiciones similares a las que tenían dentro del útero materno para un adecuado desarrollo. Y esto se ha comprobado mediante diferentes investigaciones como por ejemplo las realizadas por el médico Neonatólogo especializado en Neurociencia Perinatal Nils Bergman. Él ha sido uno de los máximos estudiosos de los efectos en la neuroplasticidad cerebral del recién nacido de los primeros mil minutos de vida, comprobando que dichas experiencias determinan su salud física y mental para toda la vida.
Este neonatólogo sueco descubrió que la supervivencia de los bebés prematuros se incrementaba un 50% cuando eran dejados sobre el pecho de sus madres, respecto con aquellos que se quedaban en las incubadoras. Analizando lo que sucedía en el organismo de esos bebés descubrió que había notorias diferencias en su ritmo cardíaco, los niveles de cortisol en saliva, niveles de azúcar en sangre, entre otros indicadores que determinaban que los bebés que permanecían separados del cuerpo del adulto, generaban una especie de “estrés tóxico” en su organismos que afectaba de manera directa su neurodesarrollo a corto y a largo plazo.
El contacto físico: el mejor regalo para su adecuado desarrollo
Podemos decir entonces que la evidencia empírica que tenemos cada familia, como resultado de lo que observamos a diario en nuestro bebé, ha sido comprobada por la evidencia científica. Los bebés nacen inmaduros y biológicamente saben que para sobrevivir y desarrollarse de manera adecuada , deben estar cerca de su cuidador principal, preferentemente sobre su cuerpo. Allí es donde todos sus órganos y funciones se van a regularizar de manera adecuada, dando lugar a un saludable neurodesarrollo.
No necesita de sofisticados aparatos que lo sostengan y lo calmen.
Nos necesitan a nosotros , a nuestros cuerpos y el mejor regalo que les podemos brindar es recibir todo el contacto y la cercanía necesaria.
“El contacto físico se trata en realidad de una necesidad básica de todos los seres humanos, no solo de los bebés. Las estructuras cerebrales de un bebé se forman desde la seguridad y la respuesta a sus necesidades, siendo la atención la mejor forma de cuidarlo mientras madura. La proximidad brinda un sentido de confianza y bienestar afectivo, otorga seguridad y ayuda a fortalecer el vínculo. Efectos para toda la vida.” Lopez, Elena; Calderon, Valeria. Listo para llevar: Guía de porteo y portabebés (Spanish Edition) (p. 39).
Y recuerden que cuando sus brazos se cansan de cargar, tienen la maravillosa herramienta del Porteo Ergonómico. Opción ideal para seguir brindando contacto y contención a nuestro bebé, al mismo tiempo que liberamos nuestras manos y nos podemos mover con total autonomía. Bebé feliz, creciendo saludable y adulto feliz al mismo tiempo.
@enbrazosesmejor.uy | Inés Alfonsín (Asesora de Porteo Ergonómico ) |ines3785@gmail.com