Las rutinas dan encuadre, nos proporcionan tanto a nivel personal como familiar un cierto orden y organización. Se van construyendo e interiorizando de manera progresiva y la forma en que se dan depende de cada familia.
Para las infancias aportan seguridad, confianza, fomentan la autonomía y estructuran el día. Mejoran la comprensión del entorno y delimitan los momentos y espacios. En este sentido es importante la anticipación, el ir contándoles a grandes rasgos lo que va a ocurrir les ayuda a ir teniendo un cierto órden.
Para mapadres aportan organización, son necesarias para el funcionamiento del hogar, la distribución de las tareas y tranquilidad: o por lo menos, menos estrés y menos ansiedad. Así como también nos permiten generar momentos individuales, de pareja, familiares.
Pero…Cuando sentimos que la dinámica familiar está más o menos organizada: empiezan las vacaciones. No hay escuela, no hay trabajo y tenemos una gran oportunidad para estar en familia, compartir otras actividades, flexibilizar algunos horarios. O bien para intentar conciliar la vida laboral con las vacaciones de los niños y niñas. Quienes criamos sabemos que esto último representa un gran desafío.
Si bien en las vacaciones flexibilizamos, sobre todo si los niños y las niñas son muy peques es importante mantener algunos mojones o rituales. Que nos ayuden a que la vida cotidiana sea más confortable para todos y todas.
Si estás pensando en qué rutinas sería importante mantener podríamos decir que las que tienen que ver con el cuidado: Horas de comida, descanso e higiene.
Esto no quiere decir seguir los horarios a rajatabla, sobre todo si surge un plan divertido, porque las vacaciones son tremendas oportunidades para disfrutar. Además podemos construir algunas rutinas propias de este momento del año. Lo que sí, en la medida que podamos, es beneficioso mantener el orden en las actividades. Por ejemplo si en general la rutina de la noche es: baño, cena, lavado de dientes, cuento, dormir, es beneficioso en las vacaciones también mantenerlo así.
Te comparto algunas claves que pueden ayudar:
- Hacer una lista (con texto o dibujo) de las cosas que hacemos, por ejemplo llegamos de afuera dejamos las cosas, nos lavamos las manos o nos bañamos, nos preparamos para merendar.
- Contarles lo que va a suceder, para que de a poquito (no sucede de un día para el otro) vayan incorporando estas rutinas y rituales familiares.
- Preguntarles, siempre es útil el formato pregunta:
¿Están listos los juguetes que querés llevar a la playa?
Veo que ya te lavaste los dientes ¿Qué más es necesario hacer antes de ir a dormir?
¿Qué cosas querés llevar para el paseo que vamos a hacer? ¿Lo aprontamos en equipo?
- Que nos vean, parece obvio, pero que nos vean tener rutinas a quienes somos referentes les ayuda a ir incorporándolas. Si cuando llegamos a casa nos lavamos las manos irán entendiendo que eso es importante al llegar de afuera.
Otro aspecto importante es que la anticipación y la construcción de rutinas o rituales ayuda en gran medida a que disminuyan los desbordes emocionales. Ayuda: no quiere decir que los elimine. Pero de a poco irán construyendo la noción de tiempo vs actividades, que les irá dando una idea de lo que viene. Si el o la peque sabe lo que vendrá se preparará mejor para eso, introduciendo también la idea de momentos y ayudando a las esperas.
Como referentes en la crianza las rutinas también nos ayudan a la gestión de las emociones, las nuestras y las de ellos y ellas. A ir intuyendo qué esperar de nuestros peques (teniendo en cuenta su personalidad y su edad) y cómo construir mejor los rituales. Por ejemplo, si sabemos que en los momentos de mucho sueño o hambre se producen los mayores desbordes emocionales podremos prestar más atención a esto y adelantar horarios de comidas o de descanso. O bien planificar paseos o actividades después de que descansen, o aprovechar para hacer traslados en el horario de la siesta.
Estas son algunas ideas, no hay una receta mágica, ni horarios que están bien o mal, cada familia irá encontrando sus ritmos, incluso en las vacaciones. Teniendo en cuenta además el tipo de vacaciones que vamos a hacer, las diferentes actividades, las edades de las niñas y los niños, sus necesidades y deseos, contemplando también nuestras necesidades y deseos.
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